viernes, 3 de octubre de 2014

"Gato Negro" de Emma Posada

Gato negro

Alma de duende en cuerpo de sombra. Enjoyada la cabeza,
el espinazo interrogante, el paso de seda.
Las campanas desbordan sus doce vinos. Luna en los
tejados. Brisa en las ramas deshojantes. La pedrería
de los ojos del gato se abrillanta. Espera...
La bruja de la escoba, andrajosa y hambrienta no ha
de venir ahora; se durmió de cansancio en el campana-
rio del pueblo.
La desesperación en el lomo del gato forma un arco
y lanza la flecha de un maullido. Un signo lúgubre
se alarga en el silencio.
Gato negro, embriagado de luna. Gato negro, bohemio
de los tejados; eco del infierno, silueta de un pe-
cado. Gato negro: seda, sombra y pedrería.

Emma Posada



"Luna" Geoffrey Tristram

martes, 6 de mayo de 2014

"Del hilo, al ovillo" de Alfonso Reyes


Charles Wysocki  (*)


Del hilo, al ovillo


Tenía razones para dudar. Volvió a casa
inesperadamente. La casa estaba desierta.

En el vestíbulo, una madeja de lana, abandonada,

yacía en el suelo; era la lana con que su mujer
estaba tejiendo no sé qué, por matar el tiempo…
o por tener pretexto de andar siempre con los ojos
bajos. Bien lo comprendía él.

—Todo está muy claro —se dijo—. En la lucha, 
o lo
que sea, la labor ha caído al suelo.

Pero la madeja se desenrollaba hacia el pasillo en un 

infinito hilo de lana azul.

—Sigamos el hilo —pensó—. Por el hilo se saca

 el ovillo.

Y, saltándole el corazón, empuñó el revólver.

El hilo azul corría por el pasillo, entraba en el 

comedor, salía después por la otra puerta…

Y él lo seguía de puntillas, anhelante, guiado en 

aquel laberinto de dudas y pasiones por el hilo azul.
En su conciencia había una sombra impenetrable, 
cortada por un hilo azul infinito.

El hilo seguía su camino misterioso. En el otro 

extremo del hilo —pensaba él— está la ignominia. 
¿Tal vez el crimen? Y tenía miedo de sí mismo.

El hilo atravesaba un salón y, ya agitado por 

evidentes palpitaciones, se escurría por debajo de la 
puerta del fondo.

Y vaciló ante aquella puerta: ¿sería mejor desandar 

el camino y llevarse a la calle, como robado y a hurto, 
el secreto de su felicidad? ¿Sería mejor ignorarlo 
todo? El hilo, fiel, le ofrecía el camino de la fuga.

Al fin, haciendo un esfuerzo de serenidad, seguro de 

que el revólver no se dispararía solo en su mano 
crispada, abrió la puerta…

Hecho una bailarina rusa, en un verdadero océano de 

lana azul, sobre el tapiz de la alcoba, luchando con 
manos y patas, el gato —un precioso gato blanco, 
verdadera nube de candor— se revolcaba, gozoso.

Junto al gato, en el sillón habitual, sin una sonrisa, 

inmóvil, ella —siempre enigmática— lo contemplaba 
sin verlo.

Alfonso Reyes

 
* Imagen tomada del blog "Vintage, el glamour de antaño", de Nena Kosta. Muchas gracias, Nena.

lunes, 7 de abril de 2014

"El gato", de Charles Baudelaire

El gato 

En mi cerebro se pasea,
Como en su casa,
Un lindo gato, fuerte, dulce y tibio.
Cuando maúlla se le oye apenas,

Tan tierno y discreto es su timbre;
Por más que su voz se apacigua o retumba,
Es siempre rica y profunda.
He ahí su calidez y su secreto.

Esa voz, que brota y se filtra
En mis fondos más tenebrosos,
Me llena como un verso numeroso
Y me regocija como una pócima de amor.

Ella atenúa los más crueles males
Y detiene todos los éxtasis;
Para decir las frases más largas,
No necesita palabras.

No, él no es el violín, instrumento
perfecto, que muerde mi corazón,
pero hace, más regiamente,
Sonar su cuerda más vibrante.

Que tu voz, gato misterioso,
Seráfico gato, gato extraño,
En quien todo es, como en un ángel,
Tan sutil como armonioso.

Charles Baudelaire



Füsun Ürkün

domingo, 9 de marzo de 2014

"A un gato", de Jorge Luis Borges


A un gato

No son más silenciosos los espejos 
ni más furtiva el alba aventurera; 
eres, bajo la luna, esa pantera 
que nos es dado divisar de lejos. 
Por obra indescifrable de un decreto 
divino, te buscamos vanamente; 
más remoto que el Ganges y el poniente, 
tuya es la soledad, tuyo el secreto. 
Tu lomo condesciende a la morosa 
caricia de mi mano. Has admitido, 
desde esa eternidad que ya es olvido, 
el amor de la mano recelosa. 
En otro tiempo estás. Eres el dueño 
de un ámbito cerrado como un sueño.

Jorge Luis Borges



"September",  por Lena Kashigin