sábado, 10 de junio de 2017

Pinturas de Bridget Voth

Sobre sí misma: 
“Soy un artista autodidacta y he estado dibujando y pintando desde que tenía la edad suficiente para sostener un pincel. Me gusta vivir en la hermosa Colorado y disfrutar de un entorno que con frecuencia inspira mi arte. Los caballos han sido una gran parte de mi vida desde una edad muy joven y me encanta la pintura, pero también disfrutar de las aves, gatos, perros, otros animales, paisajes y escenas de fantasía. 
Yo trabajo con diversas técnicas, como pintura acrílica, acuarela opaca, acuarela transparente, lápices de colores, pastel, y el grafito. El realismo y el impresionismo son mis dos estilos favoritos y con frecuencia los combino en mis obras. 
Mis pinturas han ganado premios y se encuentran en colecciones en los EE.UU. y otros países. 
La pintura me trae tanta alegría, y espero que mi arte también os traiga un poco de alegría a vosotros."

Podéis visitar su página. Sus cuadros están llenos de colorido y ternura.
Aquí tenéis una muestra de su arte.






domingo, 3 de julio de 2016

"La calidad de un pintor..."

"La calidad de un pintor depende de la cantidad de pasado que lleve consigo."
  Pablo Picasso



Autora: Anne Mortimer

miércoles, 15 de junio de 2016

"Un gatito es extraordinario..."

"Un gatito es extraordinario sobre todo por precipitarse como un loco sobre nada en absoluto, y parar generalmente antes de atraparlo.Karen Slager



"Lets be friends", Karen Slager

domingo, 15 de mayo de 2016

¿Un gato sin sonrisa o una sonrisa sin gato?

"—¡Vaya! —se dijo Alicia—. He visto muchísimas veces un gato sin sonrisa, ¡pero una sonrisa sin gato! ¡Es la cosa más rara que he visto en toda mi vida!". De Alice in Wonderland de Lewis Carroll, refiriéndose al gato de Cheshire.

Y a continuación varias instantáneas con diferentes expresiones de mi gato Tuso:












lunes, 2 de mayo de 2016

"Exterior del gato", de Carlos Barral





Lesley Anne Ivory

Exterior del gato

Ser el gato,
hacer un esfuerzo y ser el gato
transitorio del alba y en la cumbre
del mundo transitado, y presumible.
Ser por fuera del gato todo el gato posible
después del atigrado resplandor de la noche
última y la pasmada contracción felina.
Comenzar en el zinc al borde de las uñas,
en el cielo que escurre el canalón vacío
y en la flor espectral que crece entre las rejas.
El gato que despierta paso a paso las viejas
miserables espaldas de fábrica baldada
y el aire algodonoso de las ramas al suelo
y la tierra afeitada del muro hasta el camino
y hasta el bidón sonoro que su peso estremece.
Ser gato por fuera y tan cabal. Parece
que el mundo quepa dentro de esta pausa ondulada
precisa como un astro, que te llama
y a quien no negarás el pararte desnuda
donde nadie hubiera imaginado
aurora sobre el muro desconchado,
alba rosada sobre el gris de un gato,
con las puntas nocturnas de los pechos
apuntando a esos hombres cavilosos
que llegan tan despacio, pisando en las afueras.

Carlos Barral

miércoles, 6 de enero de 2016

"Ven, bello gato, a mi amoroso pecho..."


"Chica con gato" de Ivan Kramskoy (artista ruso, 1837-1887)

Ahora que no me encuentro bien de salud y paso mucho tiempo postrada en el sofá junto a mi gato Tuso, me siento identificada con el cuadro de este pintor ruso. Me gusta la languidez de la mujer y lo a gusto y confiado que está el gato entre los brazos de su humana...


El gato (Charles Baudelaire)

Ven, bello gato, a mi amoroso pecho;
Retén las uñas de tu pata,
Y deja que me hunda en tus ojos hermosos
Mezcla de ágata y metal.

Mientras mis dedos peinan suavemente
Tu cabeza y tu lomo elástico,
Mientras mi mano de placer se embriaga
Al palpar tu cuerpo eléctrico,

A mi señora creo ver. Su mirada
Como la tuya, amable bestia,
Profunda y fría, hiere cual dardo,

Y, de los pies a la cabeza,
Un sutil aire, un peligroso aroma,
Bogan en torno a su tostado cuerpo.

viernes, 6 de marzo de 2015

Niña que sube a una silla para alcanzar a un gatito


Lorenz Frølich (Danish, 1820–1908) Child Climbing a Chair to Reach for a Kitten, 1835–1903. The Metropolitan Museum of Art, New York


Era una mocosa de unos cinco años cuando me puse a investigar por el pajar de la casa de mis padres, allá en La Mancha. Había una serie de recovecos que las gallinas utilizaban para depositar sus huevos. Entonces descubrí que en algunos huecos no había polluelos ni aves con plumas, sino unos seres peludos con ojos que brillaban en la oscuridad. Así comenzó mi historia de amor con los felinos. 

Pronto aprendí a domesticar a tan ariscos animales. Bajo las caricias de mis manos, su piel se volvía suave y sonaba un sonido embriagador y único: el ronroneo. Creo que por primera vez mi corazón supo lo que es latir deprisa y aumentar de tamaño. 

El paso siguiente fue introducir a tan misteriosas y deliciosas criaturas en el hogar. No recuerdo qué dijeron mis padres. Con seguridad mi padre se opuso y mi madre me apoyó. Pero una fuerza de la naturaleza como la de esos mininos en mis manos no podía ser vencida por ninguna norma paterna ni materna. Los gatitos anidaron en mi casa, en mis sillas, en mi cama... Los gatos han seguido anidando en mi vida desde entonces. Lo único estable y fiel y fiable y seguro y que puede llenarme el corazón y acompañarme en las noches solitarias...

Por eso me siento identificada con esa niña que sube a una silla para alcanzar a un gatito. Un gato que a veces viene a mis brazos y a veces no. Pero lo hace sin malicia. Sin dobles intenciones. Sin hipocresía. Como solo sabe hacerlo un gato. Cuando le da la real gana. Y yo sé que venga o no, me es fiel y me quiere y no me abandonará nunca... Como dijo aquel: cuanto más conozco a la humanidad, más amo a mi gato...