Charles Wysocki (*)
Del hilo, al ovillo
inesperadamente. La casa estaba desierta.
En el vestíbulo, una madeja de lana, abandonada,
yacía en el suelo; era la lana con que su mujer
estaba tejiendo no sé qué, por matar el tiempo…
o por tener pretexto de andar siempre con los ojos
bajos. Bien lo comprendía él.
—Todo está muy claro —se dijo—. En la lucha, o lo
que sea, la labor ha caído al suelo.
Pero la madeja se desenrollaba hacia el pasillo en un
infinito hilo de lana azul.
—Sigamos el hilo —pensó—. Por el hilo se saca
el ovillo.
Y, saltándole el corazón, empuñó el revólver.
El hilo azul corría por el pasillo, entraba en el
comedor, salía después por la otra puerta…
Y él lo seguía de puntillas, anhelante, guiado en
aquel laberinto de dudas y pasiones por el hilo azul.
En su conciencia había una sombra impenetrable,
cortada por un hilo azul infinito.
El hilo seguía su camino misterioso. En el otro
extremo del hilo —pensaba él— está la ignominia.
¿Tal vez el crimen? Y tenía miedo de sí mismo.
El hilo atravesaba un salón y, ya agitado por
evidentes palpitaciones, se escurría por debajo de la
puerta del fondo.
Y vaciló ante aquella puerta: ¿sería mejor desandar
el camino y llevarse a la calle, como robado y a hurto,
el secreto de su felicidad? ¿Sería mejor ignorarlo
todo? El hilo, fiel, le ofrecía el camino de la fuga.
Al fin, haciendo un esfuerzo de serenidad, seguro de
que el revólver no se dispararía solo en su mano
crispada, abrió la puerta…
Hecho una bailarina rusa, en un verdadero océano de
lana azul, sobre el tapiz de la alcoba, luchando con
manos y patas, el gato —un precioso gato blanco,
verdadera nube de candor— se revolcaba, gozoso.
Junto al gato, en el sillón habitual, sin una sonrisa,
inmóvil, ella —siempre enigmática— lo contemplaba
sin verlo.
Alfonso Reyes
* Imagen tomada del blog "Vintage, el glamour de antaño", de Nena Kosta. Muchas gracias, Nena.
Me encanta Alice !!!!!!!!!! muchooooooooooooooooo
ResponderEliminarBesos.
Del hilo al ovillo... Nos gustó mucho el texto, gracias por compartir. Y fantástica la ilustración de Charles Wysocki :)
ResponderEliminar¡Ronroneos!
Que bonito mini-cuento y como dicen las chicas también la ilustración.... vaya que los gatitos son felices cuando ven una bola de hilo; ya tiene muchos años que no tengo estas criaturitas en casa. La última era todo un caso. Saludos
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